Génesis 1:4 es el cuarto versículo del primer capítulo del Libro de Génesis. Es la respuesta al mandato de Dios en el versículo 3: «Sea la luz». Es parte de la narración de la creación del Génesis dentro de la porción de la Torá Bereshit (Génesis 1:1–6:8). El versículo señala que la luz era buena y que Dios dividió, apartó o separó a la luz de las tinieblas. Ha sido interpretado de diferentes formas y representado por artistas como Miguel Ángel.
Texto hebreo
- Vocalizado: וירא אלהים את־האור כי־טוב ויבדל אלהים בין האור ובין החשך
- Transliterado: Wayyarə’ ’ĕlōhîm ’eṯ-hā’ôr, kî-ṭôḇ; wayyaḇədēl ’ĕlōhîm bên hā’ôr ûḇên haḥōšeḵ.
Interpretación
La referencia a la bondad aquí refleja el hecho de que el pensamiento hebreo no tenía lugar para creer que el universo material es malo en sí mismo.[1] La división entre luz y oscuridad en este versículo se ha interpretado tanto literal como metafóricamente.
División literal de la luz
Gerald Schroeder, en su libro The Science of God: The Convergence of Scientific and Biblical Wisdom, afirma que este versículo describe fenómenos literales dentro de la cosmología física, comparándolo con la inflación cósmica.[2]
El comentarista Paul Kissling escribe que la primera parte del versículo indica que «el universo material es bueno, no malo; impersonal, no personal»[3] y que la segunda parte refleja la naturaleza ordenada del universo físico.
Franz Delitzsch y otros consideran que el versículo marca el comienzo de la alternancia de la luz y la oscuridad[4][5] o la creación del tiempo mismo.[6][7]
División metafórica de la luz
Agustín de Hipona, en La ciudad de Dios, interpreta que el versículo describe una división entre los ángeles santos y los ángeles inmundos,[8] señalando que la existencia del sol, la luna y las estrellas no implicaba una división entre la luz física y la oscuridad, sino «entre esa luz, que es la santa compañía de los ángeles espiritualmente radiante con la iluminación de la verdad, y esa oscuridad opuesta, que es la repugnante suciedad de la condición espiritual de esos ángeles que se apartan de la luz de la justicia, que solo [Dios] mismo podía dividir».[8] Agustín continúa esto sugiriendo que «Dios vio que la luz era buena» se refiere a la bondad moral de los ángeles.[9]
El Zohar contiene una serie de interpretaciones de este versículo, incluida la sugerencia de que «Dios vio que la luz era buena» significa que «el universo se iluminó y se impregnó de la vida divina que lo preserva para el bien común y la felicidad de todos los seres creados y animados».[10]
Rashi da una interpretación agádica de este versículo, indicando que la luz está reservada para los justos en el Mundo Venidero.[11]
Interpretación del marco
La interpretación del marco considera la división de la luz de la oscuridad como parte de una estructura literaria, paralela a la posterior separación del mar del cielo y la tierra del mar.[12][13]
En el arte
Hay muchas representaciones de este versículo,[14] como la Separación de la luz de la oscuridad (parte del techo de la Capilla Sixtina) de Miguel Ángel.
Apéndice
Referencias



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